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General: EL CUENTO DE HOY:LA LUNA
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: GRACIELALL  (Mensaje original) Enviado: 26/08/2010 03:23
EL CUENTO DE HOY:LA LUNA
         
 
 
 
    
 
 
 
  
 
LA LUNA
 

Estrella Cardona Gamio
 
 
Miraba la luna desde la cama. Una luna enorme, redonda como un brillante plato de loza sin dibujitos, una luna que no tenía cara, muy diferente a la de los cuentos. La luna, así de grandota, asomando por la ventana entre dos visillos recogidos con lazos, siempre le daba miedo porque le recordaba al Hombre Lobo de las películas, o al Conde Drácula... Bueno, también estaba Batman y ese le gustaba más pero no dejaba de ser un murciélago humano y los murciélagos en general tampoco eran santo de su devoción. Una vez en el jardín, de noche, en verano, uno bajó volando a la caza de mosquitos y casi se le enreda en el pelo porque le asustó con sus aspavientos y sus gritos. No, no le eran simpáticos los murciélagos. Se cubrió la cabeza con la protectora colcha estampada en colorido dibujo de mariposas y flores. Prefería recordar a la luna con los ojos cerrados y era más bonito así. Una luna enorme, redonda como la de ET, cuando el niño montado en su bicicleta y con ET en el cesto, pasa volando sobre ella. Era una luna de Navidad, con abetos, y en su imaginación llenaba a los abetos de bolas plateadas y doradas, de cintas, velas, estrellas y guirnaldas brillantes, y ahí estaban, en medio del comedor, con los regalos, uno a cada lado del mirador, y la mesa preparada con el mantel de los días de gran fiesta, y el pavo y los turrones. Era una luna alegre, de felicitación navideña. No, esa luna no le daba miedo. 
 
Desde otra ventana de la misma casa, unos ojos diferentes observaban a la luna mientras que unos labios tarareaban muy bajito aquello de: “Luna que se quiebra sobre la tiniebla de mi soledad/¿adónde vas?(...) Que las rondas/no son buenas, que hacen daño/que dan penas/que se acaba por llorar”...
Había transcurrido tanto tiempo, tanto... Entonces, hace, ¡yo que sé!, ya ni me acuerdo. La cantaba pegadito al oído de mi novia, bailando el lento medio hipnotizados por la suave música, la romántica letra y la meliflua voz del vocalista, delgado, con tupé y bigotillo y una desmesurada pajarita sobre la nuez. Pero todo estaba bien, el entoldado, las serpentinas, el confeti, esos gorros verbeneros tan cómicos, el olor de la pólvora, la fragancia que se escapaba de los hornos del barrio en los que la actividad producía cocas de San Juan hasta avanzada la madrugada. Todo estaba bien, las hogueras y los chicos saltando por encima de ellas con riesgo de quemarse las piernas o chamuscarse la ropa... Todo estaba bien... “Luna que se quiebra sobre la tiniebla de mi soledad/¿adónde vas?”. Sí, al final, siempre, lo único que nos queda es la luna... y los recuerdos, si es que podemos conservarlos en la memoria... 
 
Permanecía inmóvil contemplando absorto el reflejo de la luna brillando sobre las ventanas de la casa. Desde su lugar de oscuridad, bajo la negra sombra de los altos setos del jardín, la auténtica luna quedaba detrás suyo filtrándose a intervalos por entre ellos. Era una noche muy tranquila y bastante fría, bien es verdad que por ser tarde el tráfico habíase espaciado en aquella zona residencial, y en cuanto a lo de fría, era invierno. Pero a él nada de eso le importaba, sólo la luna, intuida a sus espaldas y el magnífico reflejo fragmentado entre todas las ventanas de la casa. Algo blando vino a chocar contra el descarnado ramaje de un árbol, y él, sin perder la inmovilidad del cuerpo, orientó imperceptiblemente sus orejas en dirección del ruido. Los ojos le brillaban amarillos en la oscuridad. Lo que había tocado las ramas del árbol ululó guturalmente y a él dejo de interesarle. No cazaba lechuzas. Se aplastó entre el césped quedándose tan quieto que imitaba una sombra más, y con las pupilas fijas en la luna de las ventanas, fascinado por ver tantas en lugar de una sola. De súbito un olor inconfundible y excitante, desenroscándose suavemente, llegó hasta su sonrosada nariz. Entonces todo ya tuvo un sentido, la luna de enero, la verdadera y no su reflejo, y salió corriendo en pos de aquel reclamo sexual que se extendía por el aire como una señal de humo y de su garganta brotó ese maullido ronco, familiar, mezcla de lamento y llanto que suele oírse muy a menudo en las noches de luna llena por encima de los tejados de nuestras casas.
        


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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: UTOPIA Enviado: 26/08/2010 15:31

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: poesia2332 Enviado: 26/08/2010 20:22


 
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