La conducta de un cachorro es producto de la genética y de cómo ha manejado el criador sus actividades y medio ambiente. Forma parte del proceso conocido como socialización, el desarrollo de actividades interactivas con los miembros de su propia especie y de otras especies y el aprender a estar cómodo en diferentes situaciones y ambientes. La personalidad y el comportamiento de un perro maduro estará afectado en gran medida por cómo actúa con sus compañeros de camada, su madre, las personas y los variados estímulos a los que estará sometido durante las primeras 12 semanas de vida. El criador actuará en una pequeña porción de este período y su dueño el resto de este tiempo.
Factores: Relacionados con la madre
De su madre, el cachorro recibe los primeros estímulos para respirar, mamar, orinar y defecar. Ella también corta el cordón umbilical y lo limpia varias veces al día, mantiene calentito al cachorro y asegura un ambiente seguro. También proporciona disciplina cuando su comportamiento excede los límites que solamente ella entiende y provee todo lo necesario.
Relacionados con sus hermanos de camada
De sus hermanos, el perrito adquiere conocimiento adicional sobre cómo actuar recíprocamente con los miembros de su propia especie. A través del juego, los cachorros aprenden sobre la dominación y sumisión, se introducen en el comportamiento del acoplamiento y reciben una amplia gama de estímulos para el desarrollo de sus sentidos y capacidades físicas. Aquellos cachorros que no tienen hermanitos o que han sido separados de ellos a una edad temprana tienen dificultad para interactuar recíprocamente con otros perros más adelante en su vida. No sabiendo reaccionar cuando son enfrentados por un miembro de su propia especie, tienden a ser excesivamente tímidos o agresivos.
Relacionados con las personas
En el criadero: A través del juego con los seres humanos durante sus primeras siete semanas de edad (que todos los buenos criadores fomentan) el cachorro aprende a confiar e interactuar con la gente. Sin esta intervención en sus vidas tienden a tener dificultad en relacionarse o estar cómodos con la gente. Los perros aislados de los humanos tienden a convertirse en perros de una sola persona. No se involucran en los hogares con niños o muchos adultos. Obviamente, estos rasgos pueden ser superados de vez en cuando, pero no siempre es fácil. En la mayoría de los casos, los criadores proporcionan lo necesario a los perritos para una socialización correcta con poco esfuerzo. Guardan a los cachorros hasta las 7 semanas de edad antes de permitir que vayan a sus nuevos hogares. También dejan a la madre con sus cachorros durante la mayor parte de este período. Después de cuatro o cinco semanas, se le permitirá pasar algún tiempo lejos de los perritos, pero los visitará varias veces al día. Los buenos criadores permiten que los niños jueguen alrededor de sus cachorros en desarrollo. Finalmente, la mayoría de los criadores tratan de exponer a sus cachorritos a diversos ambientes o situaciones que sean estimulantes. No deben ser confinados en una caja o corral hasta que vayan a sus nuevos hogares. Ellos necesitan aprender a responder a diversas situaciones para desarrollar confianza en sí mismos. Si decide criar su propio cachorro, todas estas cuestiones serán su propia responsabilidad.
Relacionados con Ud. y otros
Hablamos de cómo el criador debe brindar al perrito un ambiente que lo prepare para la vida entre seres humanos, encuentros ocasionales con otros animales y de estar cómodo en una amplia gama de situaciones y ambientes. Esto se denomina socialización. Cuando ahora el cachorro está finalmente en su nuevo hogar, este proceso debe continuar mientras está desarrollando patrones de comportamiento. De hecho, estas primeras semanas en el hogar son lo más importante en el proceso de socialización.
Como recomendación, debe mantener completos los horarios del cachorro como un esfuerzo para limitar cualquier sentimiento de pérdida por haber sido separado de sus hermanos y su madre. Sin embargo, entre las siete y diez semanas de edad, surge un problema adicional. En este tiempo, la mayoría de los perritos pasan por un período en el cual pierden algo de su confianza en si mismos y las cosas que esperamos que sean cómodas, repentinamente le generan miedo y ansiedad. Cuando antes se enfrentaban audazmente a una nueva situación, parecen aprensivos ahora. Ruidos fuertes, personas desconocidas, juegos bruscos, ir a un lugar nuevo.
Los estudios han encontrado que esto tiene poco que ver con el cambio de casa o la separación de sus hermanos y madre. Incluso en los casos en donde la camada ha permanecido junta, este mismo patrón de comportamiento se observa a esta edad. No reaccione exageradamente. Su cachorro madurará a través de este comportamiento y estará bien si Ud. hace su parte. De seguro Ud. no quiere convertirse en sobreprotector y aislarlo del mundo exterior. Lo mejor durante este período de dos o tres semanas es aumentar sus experiencias de forma gradual. Elija actividades controladas. Presente al cachorro a nuevas personas, inclusive los niños, pero no permita que griten cerca de él. Aproximadamente a las doce semanas de vida, este período comienza a finalizar y la mayoría de los dueños verán como sus perritos van naturalmente hacia las nuevas experiencias, animales y personas.
Socialización continuada en el primer año de vida
Durante el primer año de vida del cachorro, es imprescindible esforzarse por ampliar su ambiente y exponerlo a situaciones nuevas. En esta etapa deben tener a su alrededor tanta gente y animales como sea posible. Llevarlo con Ud. cuando va de compras, caminata o aún a trabajar. Animar a sus niños a que traigan a sus amigos a que vengan a conocer a la nueva mascota. Tomar un curso de obediencia o entrenamiento donde conocerá a otros perros. Todo esto es importante.
Aquellos perros que han estado aislados durante su primer año de vida suelen desarrollar numerosos problemas. Algunos se vuelven agresivos, pero la mayoría se vuelven extremadamente temerosos o tímidos. Carecen de confianza ante situaciones o personas nuevas, son cobardes en presencia de extraños, tironean de su correa para huir de los niños o de otros animales domésticos. Forzado a estar en un lugar nuevo, se sienta temblando detrás de Ud., babeando y jadeando. En el peor de los casos se convierten en perros mordedores por el miedo. Este es un patrón de comportamiento en aquellos perros que cuando se encuentran con personas o animales a los cuales temen, no saben como reaccionar y simplemente intentan morder al extraño. Una vez que esto sucede es muy difícil erradicarlo.
La cuestión de fondo es: involucrar al cachorro tanto como se pueda en las actividades diarias de uno, lo cual lo convertirá en una mascota bien socializada y feliz.
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