Amor de dos
Te miré a través de un cristal Te observé con potencial ternura Te entregué mi corazón sacrificado Te endulcé como miel de panal.
Te encontré nadando junto al tronco de una ceiba cuyas ramas de abanico, se extendían hasta el mundo espiritual y cuya raíz descansaba en el averno.
Te atraje hacia mí como flor de loto que permanece oculta a los sentidos.
Te amé profundamente con mil brazos que recorrieron tu cuerpo adormecido
Te hallé por fin para no perderte más.
Para que seamos dos voces y no una.
Para inhalar el aire juntamente, y desplegar el amor que nos acuna.
Antonio Brunet Merino
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