Francisco Nieto Vidal
El amor es Vida, el odio muerte ¿Cuál será nuestra mejor elección? El Amor es la llave mágica
que abre las puertas del cielo. No tenemos que pedir Amor sino expresarlo y darlo,
porque el Amor es la suprema Ley de Vida.
Cada pensamiento, cada deseo y cada palabra que es contraria al Amor o que no está en
armonía con su vibración, crea desorden, sufrimiento, desarmonía e infortunio en el universo,
y esto no lo podemos eludir, porque, “Lo que se siembra se cosecha”. Es cierto que estamos
mezclados con el desorden creado por nosotros mismos, y es difícil escaparnos salvo que
hagamos una gran y persistente entrega a la Ley del Amor, y cautivemos con ella
todos nuestros pensamientos, palabras, actos y deseos.
Digamos que no podemos eludir las consecuencias de nuestra siembra, si sembramos
semillas de odio, mala voluntad, egoísmo, envidia y otros aspectos que están en desarmonía
con el Amor Divino, irremediablemente cosecharemos el fruto de lo sembrado. Si el labrador
siembra maleza, no puede cosechar trigo por mucho que rece, del mismo modo, mientras
sembramos de la carne cosecharemos desarmonía y corrupción. Sin embargo, cuando
nos entregamos al Dios del Amor y le seguimos valla donde valla, cuando establecemos
nuestra vida en el Principio del Amor, cuando obedecemos profundamente los dictados de
la Ley del Amor, no sólo dejamos de sembrar semillas de sufrimiento y desorden, sino
que al mismo tiempo, el Divino Orden comienza a manifestarse en nuestra vida. Esto
puede ocurrir porque dejamos de luchar contra las pruebas, preocupaciones,
sufrimientos y disciplinas que nos hemos creado nosotros mismos como resultado
de pecar contra la Ley del Amor, y en cambio, cooperamos con las experiencias de
la vida, transmutándolas para que se conviertan en
manantiales de bendición en lugar de castigo.
Hay una Ley llamada de Causa y Efecto que actúa muy justa y amorosamente dando
a cada uno lo que le corresponde pero de una forma que a la vez, beneficia al máximo
en el desarrollo espiritual interno. Esta Ley es la que nos hace tener un determinado
destino junto a ciertas personas, pero además es la que nos trae lo que necesitamos
para que nuestra vida sea más productiva para el Espíritu. Cuando caminamos por
el sendero del Amor, del altruismo y de la fraternidad estamos colaborando con las
Leyes Divinas, pero si lo hacemos por el camino de la maldad, del egoísmo y de
las pasiones, tarde o temprano recibiremos lo que merecemos para que tomemos
conciencia de que hemos elegido un camino equivocado.
El que fue Maestro de maestros hace 2.000 años nos enseñó a vivir una vida libre de
preocupaciones, alegre y unida a Dios, por tanto, cuanto antes penetremos en el
mundo del Amor, menor cuidado y esfuerzo nos exigirá la vida. También dijo que Él
no era quien actuaba sino que era el Padre –Amor- a través de Él quien lo hacía. Del
mismo modo, podemos nosotros permitir al espíritu del Amor que nos guíe y que
actúe a través nuestro, sin esfuerzo ni fatiga de nuestra parte.
El Sendero de la realización espiritual es el Amor, es el Camino que el Gran Maestro
recorrió antes que nosotros. Solo podemos seguir Su camino lleno de bendiciones
por medio del Amor y del Servicio desinteresado a los demás, olvidando y dejando
atrás el egoísmo, los rencores y todas las pequeñas cosas que
hacen que nos desviemos de él.
Meditad sobre estas frases:
“ Aunque diese todos mis bienes a los pobres y aunque me dejase quemar
vivo, si no tuviese Amor de nada me serviría”, “El que quiera ser el
primero, que sea el último y el servidor de todos.”