El primer amor es más una emoción ideal que un sentimiento concreto, cuando la persona supuestamente amada ocupa un lugar secundario y casi no se llega a conocer, y ese amor se concentra en una imagen idealizada que suele permanecer oculta detrás del velo de las vanas ilusiones de la primera juventud.
La mente elabora sueños imposibles, ideales difíciles de materializar, porque aún no se está preparado para enfrentar al otro sexo con una persona real y sólo se logra aferrarse a una idea sin razonar, dotando al amado de atributos que nada tienen que ver con él, e imaginando situaciones, besos, abrazos y hasta fantaseando con lo no vivido y no conocido e intentando vivir sensaciones vedadas aún para los que son aún muy jóvenes para experimentarlos en la realidad.
A veces, el primer amor perdura toda la vida y llega a concretarse, pero no es la regla sino la excepción, porque para la mayoría el primer amor se suele diluir después del cimbronazo que produce el contacto con la realidad, cuando se comienza a percibir a la persona real y se toma conciencia que no coincide con la imagen idealizada de ella.
El primer amor aparece como por encanto, a veces cuando apenas se tienen diez o doce años o aún menos todavía. Existen quienes se enamoraron de sus maestras a los seis años o de sus compañeritas de primer grado. Un amor que los dejaba como atontados, sin poder reaccionar, sin ganas de comer y hasta sin poder dormir.
El primer amor es romántico y aunque puede que haga temblar de emoción a sus protagonistas no suele asociarse con el sexo, porque en esta instancia el sexo está disociado del amor y no pueden ser concebidos unidos como debería ser y como corresponde.
Existen casos de personas adultas que tienden a amar a una persona con un amor platónico y desear a otra sexualmente y nunca pueden unir esas dos sensaciones en una sola persona.
Generalmente se debe al hecho de haber vivido el amor romántico con alguien que sólo le inspiraba sentimientos fraternos y responder sexualmente sólo con personas de mala reputación que son las que los atraen sexualmente.
Esta forma de amar es común en quienes viven la sexualidad como algo sucio, algo que no está bien, que hay que evitar a toda costa, que es malo y vergonzoso; personas que han aprendido a esconder su sensualidad porque sienten que cuando desean a alguien están cometiendo una trasgresión.
El primer amor es doloroso cuando no se llega a materializar, porque se necesita pero también se rechaza, se desea pero también se teme, y cuando desaparece deja lugar a un recuerdo dulce y amargo a la vez, y la sensación de no haberse comportado a la altura de las circunstancias.
Puede provocar pérdida de autoestima, sentimiento de inadecuación y la sensación de fracaso por haber sufrido una pérdida irreparable, que puede condicionar las relaciones futuras o simplemente haber sido una experiencia que abrirá el camino para dar paso a otras experiencias más reales, cuando se haya logrado un mayor dominio del control emocional.
Amar con el cuerpo y con el alma exige ser responsable, de manera que para eso, lo mejor es esperar el momento adecuado, cuando una persona es totalmente consciente y puede responder por sus propios actos.