El verdadero control llega cuando aprendes a dejar ir.
Cuando dejas de intentar dirigir el espectáculo, te abres a la claridad y a la visión.
Rendirse a Dios puede ser dramático. Puedes, literalmente, caer de rodillas y la Luz fluye.
A veces rendirse es más sutil.
Es una sonrisa y el silencio cuando alguien dice algo que tú sabes que es incorrecto,
pero en realidad no importa.
Rendirse es cuando tomas una decisión de preferir tener paz a tener la razón
Yehuda Berg
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