Estás a punto de reventar mentalmente,
cállate unos instantes para pensar.
Si el motivo es una molestia en tu cuerpo,
la intranquilidad lo empeorará.
Si la razón es la enfermedad de una persona querida,
tu desajuste es un factor agravante.
Si sufriste perjuicios materiales,
las lamentaciones no ayudarán a pagar la deudas.
Si perdiste a alguien querido,
la queja te volverá alguien menos simpático al lado de otros amigos.
Si dejaste atrás alguna oportunidad valiosa,
inquietarse es desperdiciar el tiempo.
Si surgieron contrariedades,
el hecho de enfurecerte alejará de ti a quien te podría ayudar.
Si cometiste un error,
la desesperación, es una puerta abierta para faltas mayores.
Si no lograste lo que deseabas,
la impaciencia hará más larga la distancia entre tu y el objetivo por alcanzar.
Sea cual fuere la dificultad, conserva la calma y sigue trabajando,
porque, en todo problema,
la serenidad es el techo del alma.
NUNCA ES TARDE
para recomenzar una nueva vida.
Phil Bosmans