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General: La Belleza Convulsiva-Surrealismo Y Otras Vanguardias-
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: Lissa  (Mensaje original) Enviado: 02/12/2010 15:46

 



 

 

 

LA BELLEZA CONVULSA:

SURREALISMO Y OTRAS VANGUARDIAS EN LA

BIBLIOTECA DE VILLA OCAMPO

La aparición de Sur, en 1931, coincidió con la edad de oro del surrealismo, el último y

más longevo de los movimientos de las llamadas vanguardias históricas del siglo XX.

Victoria Ocampo pasó largas temporadas en París entre 1928 y1930, durante las cuales

pudo conocer a algunos de los miembros más importantes del grupo y presenciar el

estupor, el deslumbramiento y el rechazo que sus obras provocaban en los círculos

intelectuales y artísticos de la época. Sin embargo, el surrealismo no provocó ninguna de

estas reacciones en la directora de Sur. Dueña de un gusto certero, forjado en la

frecuentación de los clásicos franceses, ingleses e italianos, a los que leía con una

sensibilidad irrevocablemente moderna, no era una lectora o espectadora dócil a los

prestigios de la osadía o de la novedad. Se complacía en distinguir lo necesario de lo

superfluo, lo fugaz de lo permanente, el acto genuino de la impostura dictada por la

vanidad o el oportunismo. Por más que el movimiento surrealista no haya suscitado en

ella ninguno de los estados que tan afanosamente buscaba provocar, la directora de Sur

supo valorar algunas de sus manifestaciones más trascendentes y contribuyó a

difundirlas en la Argentina. A ella se debe la temprana exhibición en Buenos Aires de

los primeros films vanguardistas de Man Ray, René Clair y Luis Buñuel traídos y

presentados en 1929 por Benjamin Fondane, un poeta rumano al que había conocido en

París el año anterior. (Las copias de esos films quedaron en el país y fueron el primer

contacto con el cine de vanguardia para varias generaciones de cinéfilos argentinos.)

Durante la década de 1930 Sur presentará a los lectores de habla hispana trabajos de

Antonin Artaud, de Paul Éluard, de Michel Leiris, de André Breton, algunos de los

cuales habían sido escritos especialmente para la revista. En las décadas siguientes,

publicará a otros escritores signados por las experiencias surrealistas, como Octavio Paz,

Alejandra Pizarnik o André Pieyre de Mandiargues.

El reducido pero valioso conjunto de publicaciones conservado en Villa Ocampo revela

que la elección de esos textos provenía de un conocimiento nada casual de las literaturas

de vanguardia. Hay un raro manifiesto futurista de Filippo Marinetti dirigido a los

escritores brasileños en 1926, y primeras ediciones (una de ellas dedicada) del dadaísta

Tristan Tzara y de algunos disidentes del surrealismo, como Salvador Dalí, Georges

Bataille o Michel Leiris. En cuanto al surrealismo ortodoxo, el material hallado permite

trazar un arco cronológico cuyo inicio es la obra de Guillaume Apollinaire, que acuñó el

término “surréaliste” en 1917 para definir el ballet Parade creado por Satie, Picasso y

Cocteau, y su punto de llegada las novelas y relatos de André Pieyre de Mandiargues y

Julien Gracq, últimos portadores del estandarte surrealista hasta bien entrados los años

cincuenta. Entre esos dos puntos se despliega una historia que puede reconstruirse

sintéticamente con algunas de sus obras más significativas: desde el fundacional

Manifieste surréaliste. Poisson soluble (1924) redactado por Breton, pasando por

colaboraciones ya legendarias entre poetas y artistas, como Trois nouvelles exemplaires,

de Hans Arp y el chileno Vicente Huidobro (1936), o Les Mains libres de Man Ray y

Eluard (1934). También hay ediciones originales de varios de los libros sagrados del

surrealismo, como L’Ombilic des limbes (1925) de Artaud o L’Amour fou (1937) de

Breton, éste último con dedicatoria autógrafa a la fundadora de Sur; y primeras

ediciones (algunas numeradas y dedicadas por sus autores) de Benjamin Péret, Robert

Desnos, Louis Aragon, Alberto Savinio, Giorgio De Chirico, René Daumal, René Crevel,

y Blaise Cendrars, entre otros. La serie se completa con una selección de revistas

esenciales para comprender la dimensión y la energía del movimiento en sus diferentes

mutaciones y disidencias, desde la épica Le surréalisme au service de la révolution,

pasando por la suntuosa Minotaure o los clandestinos Cahiers du Collège de

Pataphysique, hasta culminar en las publicaciones que hospedaron a la diáspora

surrealista en Nueva York durante la Segunda Guerra Mundial, como View o VVV.

 

De La Red



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: ♪♥ Dalila ♥ ♪ Enviado: 02/12/2010 23:47


 
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