Un canto al Mesías
En el Antiguo Testamento ungir con aceite a un objeto o una persona indicaba
su separación, por Dios, para un propósito especial.
Los sacerdotes y algunos de los profetas fueron ungidos,
pero el Antiguo Testamento enfatiza el ungimiento de los reyes,
sobre todo como libertadores de los enemigos.
David tenía el concepto de unción en muy alta estima.
Saúl había sido el primer hombre ungido como rey de Israel (1 Samuel 10:1).
Con el correr del tiempo Saúl demostró debilidad espiritual,
y el Señor ungió a David para sucederle.
Saúl se desanimó por la pérdida del reino para su posteridad
y se tornó implacable en sus intentos de matar a David y
frustrar los propósitos de Dios.
En dos ocasiones mientras Saúl perseguía a David y a su banda de hombres,
este último tuvo la oportunidad de matar a Saúl.
Si hubiera oído a sus consejeros y le hubiera matado,
se habría librado de años de exilio,
habría llegado al trono mucho más rápido,
y demostrado en forma dramática su superioridad sobre Saúl.
David pudo escribir salmos sobre cómo el Señor había entregado a su enemigo
en sus manos y hubiera reunido a la nación de Israel alrededor suyo
y del Señor.
Pero rehusó hacerle daño a Saúl.
Aunque este era un fracaso moral y espiritual destinado a perder el trono,
la posición de David fue:
“No extenderé mi mano contra mi señor, porque es el ungido de Jehová”
(1 Samuel 24:10).
Sólo el Señor podía terminar su ordenación especial.
No es de sorprenderse que David y
los profetas usaran el concepto de unción con el futuro
Gobernante del pueblo de Dios,
el Gobernante que reinará para siempre sobre toda la tierra con justicia
y rectitud para todos, el Gobernante que era, de alguna manera,
Hijo de David e Hijo de Dios.
El verbo hebreo “ungir” es mashac,
el nombre para “el ungido” es mashíac, que vino al español como Mesías.
En griego es cristós, del cual procede el nombre y título Cristo.
Los salmistas y los profetas no previeron principalmente un Mesías sufriente.
Vieron al Rey de reyes y Señor de señores, Gobernante de toda la tierra,
y tuvieron razón.
El Cristo de Apocalipsis y el Mesías de los Salmos 2 y 110 son idénticos.
El Espíritu del Señor está sobre mí,
por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;
me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;
a pregonar libertad a los cautivos,
y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos.
A predicar el año agradable del Señor
Lucas 4:18,19
COMO ESTAN MIS QUERIDAS AMIGAS
LES GUSTO LA LEYENDA QUE LES PUSE HOY?
AMI ME ENCANTO TIENE MUCHO PARA REFLEXIONAR
COMENZEMOS ESTE BELLO DIA
CON UN
UN DESAYUNO DIFERENTE
UN RICO JUGO
UNA BUENA MUSICA ME ENCANTA EL (ELLA)
JAJAJAJJA
Y
LES DESEO UN
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