EL CELAJE
¿A dónde fuiste, amor; a dónde fuiste? Se extinguió en el poniente el manso fuego, y tú que me decías: "Hasta luego, volveré por la noche"... ¡No volviste!
¿En que zarzas tu pie divino heriste? ¿Que muro cruel te ensordeció a mi ruego? ¿Que nieve supo congelar tu apego y a tu memoria hurtar mi imagen triste?
¡Amor, ya no vendrás! En vano, ansioso, de mi balcón atalayando vivo el campo verde y el confín brumoso.
Y me finge un celaje fugitivo nave de luz en que, al final reposo, va tu dulce fantasma pensativo.
Amado Nervo, 1898
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