Lucas 13, 18-21
En aquel tiempo, Jesús decía:
¿A qué es semejante el Reino de Dios?
¿A qué lo compararé?
Es semejante a un grano de mostaza, que tomó un hombre y lo puso en su jardín, y creció hasta hacerse árbol, y las aves del cielo anidaron en sus ramas. Dijo también: ¿A qué compararé el Reino de Dios? Es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo.
Reflexión
Rezar no es sólo para los curas y las monjas. Ir a Misa no está reservado sólo a las “beatas”.
Aprender la fe católica no es exclusivo para los niños de primera comunión. Hay muchos tópicos que deben abandonarse si queremos ser fieles al Evangelio.
¿Por qué? En este pasaje encontramos dos ejemplos.
Jesús habló a los campesinos en su lenguaje. Les explicó cómo era el Reino de Dios comparándolo con un grano de mostaza. Quería que los agricultores entraran a formar parte del grupo de sus discípulos. También habló de la fecundidad de sus enseñanzas diciendo que se transmiten como la levadura en la masa de pan. Porque quería que también las mujeres, las amas de casa, se convirtieran en difusoras de las virtudes evangélicas, y que con su ejemplo, toda la sociedad se viera transformada.
Por tanto, el papel de los laicos es imprescindible en esta tarea. Todos somos evangelizadores, no sólo los sacerdotes y las religiosas misioneras. Y hay que predicar con el lenguaje de hoy: con la televisión, el cine, la prensa, las redes de Internet... todos esos son medios puestos a nuestra disposición para hacer avanzar, aunque sea sólo un milímetro al día, el Reino de Cristo.
Con afecto les comparte:
*Martha Aur
|