No guardes cosas viejas si no las vas a usar nunca. Haz un regalo a alguien que le gusten esas cosas, o véndelas y cómprate algo mejor y si no sirven, tíralas, porque de nada sirve quedarse atrapado en objetos del ayer.
Tu mayor tesoro es el buen recuerdo, eso nadie te lo podrá quitar, ni se podrá oxidar. Esa es la joya de tu alma, la luz que te hace cada día mejorar desde la experiencia y la plenitud de saber que bien has vivido la vida.
Y no te olvides de sonreirle a la imagen del espejo, porque de tal manera aprenderás a desplegar el buen humor, las buenas formas y la simpatía. Después de todo el sujeto que llevas dentro de vez en cuando necesita de tu sonrisa y saber que desde tu conciencia irradias una buena onda hacia afuera tanto como la que envias a tu alma.
Y así cuando pase el tiempo verás que todo es un contínuo movimiento y un eterno retorno siempre desde una dimensión superior. ¡Siempre mejorando y liberándote!
¡Ámate y déjate amar!
Aunque parezca difícil emprender el camino y avanzar, cuando hayas dado varios pasos, estarás nuevamente andando el sendero de la felicidad. Recuérdalo siempre: nunca es tarde para... volver a empezar. ¡Compártela con alguien especial!
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