Ayer no fue mañana en el rincón florido de mi huerta ni siquiera fue instante para que prenda un sueño. Fue sementera yerma de infértiles quimeras donde muere el deseo. Y yo que cultivaba claveles y azucenas en tu pecho y el trueque sucesivo de besos y miradas, que tenaz guarnecía hasta la linde exacta de tu sombra me desmorono ahora. Me debato entre escombros y derrotas y los siglos de efímera autoestima que oculto entre mis piernas con tu nombre. Retiro los rastrojos y el brote agonizante en la savia infecunda de tu boca con el sabor amargo y desabrido de una desolación sembrada de silencios .
Ayer no fue mañana, no fue tiempo. Y es tarde para todo en el jardín marchito de mi huerta.