El magnífico escritor francés Julio Verne (1828-1905) fue un hombre adelantado a su época. Su obra literaria está considerada como la mejor en la especialidad de ficción. Fue un joven rebelde y muy inclinado a la aventura y los viajes. A la corta edad de once años quiso viajar como polizón en un barco con rumbo a la India, pero su padre lo descubrió, y con gran severidad lo castigó con varios azotes de látigo y habiéndole prometer que “nunca viajaría más con la imaginación”.”
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Más le dolió esa absurda promesa que no cumplió nunca, que los azotes de su padre, porque gracias a su fértil imaginación, dejó a la humanidad un extraordinario legado. Su inquietud lo lleva a París en donde entabla amistad con escritores importantes de la época, tales como Víctor Hugo, Eugenio Sue, entre otros, incluso se ganó la protección de los Dumas -padre e hijo- Con estas influencias en su vida no fue raro que tomara la decisión de dedicarse a las letras, con la idea de crear literatura usando la ciencia que adquirió en sus estudios. Su padre, que por supuesto no estaba de acuerdo con el proceder de su hijo, lo desheredó, esto le resta el tiempo para profundizar en lo que tanto anhela: el estudio diligente de esas ciencias que tanto admira.
Su primer éxito le llegó cuando publicó Cinco semanas en globo (1863), un éxito fulminante gracias al cual firmó un espléndido contrato con el editor P. J. Hetzel, que le garantizaba la cantidad anual de 20.000 francos durante Los siguientes veinte años, a cambio de lo cual, se obligaba a escribir dos novelas de un nuevo estilo cada año. El contrato fue renovado por Hetzel y más tarde por el hijo de éste, con el resultado de que, durante más de cuarenta años, Los voyages extraordinaires aparecieron en capítulos mensuales dentro de la revista MAGAZIN D’EDUCATION ET DE RECREATION. Escritor al que le encantaba la ciencia y los inventos en el siglo XIX. Documentaba sus aventuras y predijo acertando muchos de los logros científicos del siglo XX. Escribió sobre cohetes espaciales, submarinos, helicópteros, aire acondicionado, misiles dirigidos e imágenes en movimiento, mucho tiempo antes de que aparecieran. Entre sus libros hay que destacar Viaje al centro de la tierra (1864), De la tierra a la luna (1865), Veinte mil leguas de viaje submarino (1870), La isla misteriosa (1870) y La vuelta al mundo en ochenta días (1872). Autor de más de ochenta libros que han sido traducidos a 112 idiomas. Sus obras han sido llevadas al cine. Tuvo mala salud que durante toda su vida, sufrió ataques de parálisis, era diabético y acabó por perder vista y oído.
Lo que anticipó Julio VernePero en una de sus más sorprendentes novelas de anticipación, “De la Tierra a la Luna”, completó una serie de predicciones que se cumplirían muchos años después con increíble precisión.
Verne sitúa un telescopio de 5 metros de diámetro en las Montañas Rocosas.
La ubicación y el diámetro son idénticos a los que tuvo el primer telescopio en Monte Palomar.
En lugar de elegir a los países promotores de los viajes a las potencias de sus tiempos (Francia e Inglaterra) prefirió a Estados Unidos y Rusia.
El lugar del lanzamiento de la nave de Verne es Cabo Town, muy cercano a Cabo Cañaveral.
En el primer viaje experimental de la novela de Verne viajan animales. En la historia real es una perra llamada Laika el primer ser vivo en viajar al espacio.
La nave de Verne que llega a la luna se llama “Columbiad” y lleva tres hombres. El módulo del Apolo XI se llamó “Columbia” y también llevó 3 hombres.
La nave de Verne tenía un sistema de refrigeración basado en un circuito cerrado, lleva alimentos concentrados y tiene cohetes secundarios para corregir la trayectoria como las naves modernas.
Julio Verne anticipó el uso de tanques de guerra en su libro “La casa de vapor”.
El submarino en “20.000 leguas de viaje submarino”.
El lanzallamas en “Ante la bandera”.
Los satélites artificiales en “Robur, el dueño del mundo”.
En el resto de sus obras también describió con extremada precisión máquinas e inventos que ahora nos resultan familiares pero que en sus tiempos eran impensables como:
el helicóptero, la tortura por descargas eléctricas, las bombas de fragmentación, el cañón de largo alcance, los misiles teledirigidos, las alambradas electrificadas, el cine sonoro, los rascacielos, la contaminación o la ciudad ecológica.
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