El poder del perfume¡¡¡¡
¿Cuánta capacidad de poder puede tener un perfume?
¿Tan importantes pueden ser sus efectos?
Por simple que pueda parecer, la atracción de este artículo es inmensa.
Un aroma puede sugerir sensualidad, dulzura, frescura, y dejar
una huella imborrable en otra persona.
Nuestro perfume puede ser nuestra marca más personal.
Y en eso, la Historia no se equivoca.
Ya en la Antigüedad, el hombre honraba a sus dioses incinerando
maderas aromáticas para extraer un humo perfumado que complaciese
los deseos de estos seres inmortales;
de ahí el origen de la palabra perfume, “per fumum”.
Los egipcios, pueblo dedicado a la artesanía y al culto del cuerpo y
las divinidades, fueron los primeros en fabricar fragancias
artesanales y la cultura árabe se encargó, siglos después, de refinar
este producto con el hallazgo del alcohol, gracias al cual
los aceites olorosos desprendían mejores perfumes.
La ruta de las Indias y el descubrimiento de América supusieron
un impulso para la creación de perfumes al multiplicarse las
materias primas de las que obtener los aromas.
Y este crisol de culturas lanzó definitivamente el perfume a nuestras vidas.
Un objeto de deseo
Aunque hoy en día el perfume supone un complemento para el aseo personal,
desde siempre ha estado relacionado con otras artes más sofisticadas y entretenidas.
Desde leyendas en las que se creía que determinadas fragancias
ahuyentaban las enfermedades contagiosas como la peste y el cólera,
a recetas afrodisíacas en las que el perfume jugaba
un gran papel para el juego de la seducción.
Tanto es así que los grandes iconos de la belleza y voluptuosidad de
tiempos pasados como Cleopatra o María Antonieta eran
grandes aficionadas a la cultura de los aromas.
Etiquetas: cultura