Amor maduro
Según investigadores, la rutina no es culpable del fracaso matrimonial. Éste surge por la falta de un amor maduro que respete la libertad de la pareja.
¿Es posible “vivir felices y comer perdices” después de varios años de matrimonio? Para la investigadora norteamericana Jane Goldberg, autora del libro “El lado oscuro del amor”, la respuesta a este interrogante se encuentra en un sentimiento:
EL AMOR MADURO
Pero este amor no es como los otros.
Aquí las mariposas no revolotean en el estómago cada vez que aparece el ser amado y no es necesario estar las 24 horas del día juntos para mantener el afecto.
Alcanzar esa plenitud, según Goldberg, supone un gran esfuerzo ya que la persona debe trascender el primer estado irreal de felicidad y reconocer que, después del enamoramiento, tarde o temprano cada uno intentará recuperar su autonomía con sus antiguos hábitos.
El amor maduro no significa resignación.
La creencia de que el matrimonio es una lotería, ha perdido vigencia. La idea no es aguantar y maldecir en silencio -o hablar pestes del marido o la esposa a los amigos- sino ver la vida conyugal como una carrera por etapas, en la cual cada problema puede ser un nuevo comienzo.
En el amor maduro ya no se pretende la compatibilidad perfecta (hacer todo juntos, tener los mismos gustos, contárselo todo) sino el complemento, es decir, respetar la autonomía y compartir los sentimientos de fondo aunque cada uno tenga una manera distinta de manifestarlos. Los investigadores consideran que esa capacidad de adaptarse a las transformaciones y al crecimiento personal de la pareja es lo que permite mantener viva la llama del amor a pesar de los años.
LAS REGLAS
• Tu pareja no tiene que estar siempre feliz y de buen genio.
• Aunque la promesa de no discutir es muy difícil de cumplir, recuerda que tu y tu pareja pueden ser distintos pero no antagónicos, así que no trates al otro como tu enemigo.
• No culpes a tu pareja de tu infelicidad. Recuerda que cada uno es responsable de sus actos y el éxito de tu vida afectiva depende de ti. Si no eres capaz de ser feliz por tí mismo, crearás una dependencia emocional de tu pareja y terminarás agobiándola.
• Admira a tu pareja por lo que es. Ya no se trata de la ceguera del enamoramiento, en la que todo es perfecto, sino de reconocer que, a pesar de los defectos, esa persona todavía es capaz de maravillarte por su personalidad e intelecto.
• Aprovecha la confianza que dan los años para decir lo que realmente piensas y recuerda que así como tienes derecho a hablar también tienes la obligación de escuchar.
• Tu pareja era un ser autónomo antes de conocerte y por lo tanto necesita recuperar su individualidad: mantener su trabajo, su familia, sus amigos y sus aficiones. Cuando la vida en pareja sacrifica la autonomía, el bienestar no perdura.
Y recuerda:
Eso de que la felicidad se logra cuando uno encuentra la media naranja o el alma gemela, es una falsa realidad proyectada sólo en las novelas.
Lo que a medias comienza, a medias puede continuar. La verdadera paz y felicidad se logrará cuando los dos acepten que son dos que piensan y actúan con las igualdades y las diferencias de dos, en búsqueda de una meta común.
Dagoberto Polanco. MA
Terapeuta Marital y Sexual
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