Mis ojos ven cuando hay tantos sin luz.
Mi voz canta, cuando hay tantos que
enmudecen.
Mis manos trabajan, cuando hay
tantos que mendigan.
Es maravilloso volver a casa cuando
hay tantos que no tienen donde ir.
Es maravilloso amar, vivir, sonreír y
Soñar,
cuando hay tantos que lloran,
tantos que odian y se revuelven en pesadillas
y tantos que mueren antes de nacer.
Es maravilloso tener un Dios en quien creer,
cuando hay tantos que no tienen consuelo
ni tampoco tienen fe.
Es maravilloso, Señor, sobre todo tener
tan poco que pedir y tanto, tanto que agradecer.
Autor desconocido.