LA MUJER RURAL
Mujer de mirada triste e incansable, que desde temprano te pones a trabajar, empezando con los niños de la escuela, después, a pasar a cocinar, lavar y ayudar con la cosecha del maizal. Tú no conoces pinturas, joyas, ni fragancias como la gente de la ciudad; las únicas que conoces son las del sol en contacto con tu rostro, te adornas y perfumas con flores que sólo contigo dejan sentir un aroma encantador. Tu amor hacia los semejantes es puro, sin hipocresías, aunque te hayan tratado mal, tu fe en Dios es mayor que el orgullo de los demás: así encontrarás la felicidad.
Roger E. Vázquez Cervantes
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