Por tu voz entiendo
el secreto de las flores.
Pues la dulzura
en que me pones,
tiene mucho de savia
y más de sabiduría
descurriendo por mis sienes.
Ese saber que me transmites,
donde caigo cuando me hablas,
y enamoras hasta las piedras
haciendolas mansas a mis pies.
Que sin ti Varias veces,
en ellas tropiezo
por pura torpeza o descuido.
Ya ves pues, corazón,
que yo idolatro la urgencia
de tu voz
hecha una floristeria
de color detenido y joven.
Tan adicto soy a tu dulzura
que peno en una bomboneria
si tu no disfrutras de nuestro amor.