El joven, deslumbrado,
descubrio junto a el a Zapaquilda,
convertida en una bellisima muchacha.
Al día siguiente se celebraban las bodas
y todos los nobles y pobres del reino
que acudieron al banquete
se extasiaron ante la hermosa y dulce novia.
Pero, de pronto,
vieron a la joven lanzarse
sobre un ratoncillo que zigzagueaba por el salon
y zamparselo en cuanto lo hubo atrapado.
El principe empezo entonces
a llamar al Hada de los Imposibles
para que convirtiera a su esposa
en la gatita que habia sido.
Pero el Hada no acudio,
y nadie nos ha contado
si tuvo que pasarse la vida contemplando
como su esposa daba cuenta
de todos los ratones de palacio.
FIN