Gracias a esos impulsos
que tan de adentro me salen
mi vida no deja de perder
en su totalidad la mágia.
Ese fuego con cara de libertad
y cuerpo de globo a punto
de estallar, esa ecuación
que solo se resuelve, saltando
al vacio y sabiendo que
por un momento aterrizaras
en una nube, hecha a la medida
del deseo, ese deseo que
hace y alimenta la ansiedad
e inquietud.
Que te va apagando lentamente.
la livido, ese deseo
inercico que todo ser humano
alberga y que no se porque,
algunos creen que deben
dormirlo y cerrarlo
en una habitación oscura
e insonorizada
hasta el fin de todo.