Le dije un día a un muchacho:
muchacho, ¿cómo es el alma?
No sé, me dijo, con ojos
del alma misma que hablaba.
Seguí con risa de niño
diciendo, ¿cómo es el alma?
Y dijo un hombre: no existe,
no tiene forma, no es nada.
Y preguntando a otros hombres
perdí la forma del alma
que vi salir de los ojos
de un niño, cuando me hablaba
(De libro Vientos de soledad)