quemar las ansias
sosegar ilusiones
un beso y ya
Un día volé muy alto y descubrí cosas inquietantes.
Sentí y palpé el amor en todas las expresiones posibles. Fue grandioso, en un lugar incoloro y espacioso, con aire tibio y luz tenue, donde cada partícula expelía un aroma único que hacía el momento más y más excitante. Sólo se encontraban dos cuerpos vibrantes y agradecidos de aquel calmado placer jamás experimentado.
Luego, todo terminó en silencio. Volé muy alto, sí, demasiado.
Infinitos tonos del mismo color forman este interminable ente tan hermoso y puro como solo lo es el colosal espejo que cuelga sobre el.