Depresión, Tristeza y Apatía
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Existe un relativamente gran número de cuadros que pueden clasificarse bajo el nombre de "depresión" . Sin embargo, básicamente podemos decir que es un estado anímico de tristeza mantenida que se acompaña además de otros síntomas corporales variados.
La persona deprimida refiere sentimientos de tristeza, pérdida de la capacidad para interesarse o disfrutar de las cosas, disminución de la atención y concentración, pérdida de confianza en si mismo, autorreproches infundados, desesperanza hacia el futuro, pesimismo y visión negativa de la propia vida, además de disminución de su vitalidad y cansancio exagerado, trastornos del sueño, apetito, sexualidad u otras funciones corporales. Estos síntomas pueden variar en intensidad o asociarse a otros dependiendo del tipo de depresión que se trate, de igual forma que pueden ir asociados o no a situaciones o sucesos particulares de la vida de la persona.
A pesar de que a nivel de la calle generalmente llamamos "depresión" a muchos de los estados que afectan psicológicamente a una persona, es muy importante precisar que un trastorno por angustia NO es una depresión, a pesar de que tras la aparición de una crisis la persona pueda sentirse triste o miserable durante unas horas o días.
Sin embargo, no es infrecuente que tanto las crisis de ansiedad como la depresión puedan coexistir en la misma persona. Bien porque las limitaciones impuestas por las propias crisis llegan a deprimir al sujeto, o bien por la aparición de crisis en personas ya deprimidas con anterioridad. En estos casos puede requerirse de tratamiento complementario pero, lo que es muy importante, debe reconocerse que junto a los temores hacia la aparición de una crisis, el propio estado de ánimo de desesperanza y falta de expectativas de mejoría pueden frenar al individuo en sus esfuerzos hacia la superación del cuadro.
Cuando usted está deprimido, su cuerpo se moviliza (o se desmoviliza) para desconectarse. Y cuando se siente feliz, su cuerpo se moviliza para asumir compromisos y acciones positivas. Se activan determinados músculos para apoyar ciertas acciones, y su cerebro envía mensajes especiales a sus glándulas endocrinas (que controlan la producción y la liberación de hormonas) y a su sistema nervioso autónomo (que regula los órganos sobre los cuales usted no ejerce control voluntario, como el corazón y el estómago
Dirigir la energía hacia afuera es el primer paso para romper el ciclo de depresión que tiende a autoperpetuarse. La persona que se siente deprimida puede tener poca inclinación para salir y hacer algo. Estar deprimido consume una enorme cantidad de energía.
LA TRISTEZA COMO MECANISMO DE SUPERVIVENCIA
La tristeza debilita nuestro interés y nuestra energía ante las actividades de la vida normal. Desde el punto de vista evolutivo, esta falta de empuje iba destinada a que las personas debilitadas no se alejaran de sus viviendas, donde estaban más seguras. Para el ser humano moderno, la tristeza anímica es un indicador de que se ha chocado con barreras internas y externas. Las depresiones sanas son una señal de alarma, nos advierten que ha llegado el momento de concentrarse en lo más importante, de prestar atención a la voz interior y reorganizar de nuevo o de forma más realista, determinados ámbitos de nuestra vida.
Siempre habrá situaciones en la vida que necesariamente provocarán las emociones que acompañan a la depresión, si queremos asumirlas de forma anímica. La tristeza es una reacción de adaptación, propia de nuestro organismo, que está llena de sentido. Pero cuando la melancolía y el abatimiento se convierten en compañeros constantes sin que haya para ellos un motivo concreto y reconocible, nos encontramos ante una señal de alarma.
NATURALEZA DE LA APATÍA
La apatía, por otro lado, es definida como impasibilidad del ánimo o también dejadez, indolencia, falta de vigor o energía. La persona apática es poco sensible a los acontecimientos y estímulos exteriores.
Se manifiesta, especialmente, en la falta de reacciones adecuadas a los estímulos afectivos. Los mecanismos fisiológicos de las emociones, sobre todo a cargo del pulso y la respiración, ya no encuentran eco en la conciencia del paciente. Aunque de naturaleza claramente psíquica, la apatía puede tener su origen en algunas toxicosis y trastornos cerebrales.
ESTADOS DEPRESIVOS
Los síntomas que presenta una persona deprimida pueden ser muy variados y con una evolución diferente en el tiempo.
Pero en general, cualquier persona deprimida es probable que presente un conjunto de síntomas y signos (o síndrome depresivo) que se puede reducir a cinco grandes núcleos:
· Síntomas anímicos: Tristeza, abatimiento, pesadumbre o infelicidad, son los habituales. A veces predomina la irritabilidad, sensación de vacío o nerviosismo. Incluso en casos de depresión grave se pueden negar los sentimientos alegando incapacidad de sentir.
· Síntomas motivacionales y conductuales: La apatía en hacer cosas, la falta de capacidad de disfrute, la desmotivación ante cualquier cosa que anteriormente causaba placer. Aparece, así mismo, un enlentecimiento generalizado de respuestas motoras, habla, gesto.
· Síntomas cognitivos: El rendimiento cognitivo está afectado. La memoria, la atención y la capacidad de concentración puede llegar a resentirse drásticamente, incapacitando el desempeño de tareas cotidianas. El contenido del pensamiento también está alterado, apareciendo la pérdida de autoestima, la inferiorización, la devaluación...
· Síntomas físicos: Aparecen problemas de sueño, pérdida de apetito y alteración del deseo sexual, molestias corporales difusas, dolores de cabeza o de otras partes del cuerpo, náuseas, vómitos...
· Síntomas interpersonales: Existe un deterioro en las relaciones con los demás. Se siente rechazo y aislamiento