A la nena cabellos de oro dueña de mis años juveniles, sentimientos inocentes y gráciles considerados hoy un gran tesoro.
¿Recuerdas que nos amábamos? Y todo el tiempo jurábamos con monomanía, abrazados estar nunca separados.
Recuerdo que mejilla con mejilla bailábamos la linda melodía, titulada “Con la Luna Llena” sobre la tibia y suave arena
Tus ojos color de hierba hacía reposar mi amor, y tú me dabas calor como una buena sierva.
¡Oh tiempo sabio y verdadero! ayer nunca te hubiera creído, que nuestro amor muy querido tendría un final no duradero.
¡Cómo te recuerdo esperanza perdida! ni el tiempo te ha podido borrar, por mucho que adore a mi esposa querida a ti diva de mi ayer, ¡es imposible olvidar!