Nació la primavera en mi pecho de hielo, y un dorado rayo acaparo mi cuerpo; mi pelo se enredó en la cálida noche Y mis manos de pájaro, volaron a tu encuentro.
Descubrí que la alegría existía en cada cosa que admire, en los instantes en que te supe amar; hablaron los silencios, callaron los sonidos Porque el amor florece en mi sonrisa, diáfana.
Fui mueca, en tu labio rebelde y arrogante, suspiro perdido en la estela del año que comienza; pero sigo siendo risa de cascada cantarina y entre los murales de tus brazos, vuelo…
sé que seguiré esclava de tu mirar clandestino bebiéndome los ecos de tus frases cortadas, sombra de tu vera... y sin que lo sepas, sigo en el camino, que me traza tu paso.
Desterrando sombras me reuniré contigo, para hablarte de amores, y que puedas oírme, en místicos sonidos escucharas tu nombre; del labio que profesa, amarte hasta el delirio.