Pero hoy te perdono esta infidelidad. Como siempre desde hace
muchos años ya, desde aquel día en que comprendí, que algo tan hermoso no era
solo para mí... te debía compartir.
Y te comparto, ¡porque me haces tan inmensamente
feliz cuando estás para mí...!
No me importa saber que te clavas con ardor en otros cuerpos…
si te espero y soy paciente, siempre volverás a mí.
En ocasiones he intentado seguir tu estela por el mundo...
viajar allá donde más cerca te podría sentir y adorar.
Y así fue como en algunos lugares, a los que he ido persiguiéndote,
he podido seguir sintiendo tus abrazos unos días más.
Robándolos a otros cuerpos a quienes ya pertenecías,
sin dejarles huellas de nuestro furtivo encuentro.
He descubierto que tu luz cambia en intensidad, según los paisajes
a donde te lleva tu transitar…
Reconozco que me volví loca de celos al ver cómo lucías de bello junto
al Mar Adriático, donde te paseabas por las playas mostrando tu ardiente cuerpo,
sin el pudor con que te reconocí al encontrarte en otros lugares más
al norte, donde tuve que buscar profundamente, para que te acercaras
y calentaras éste enamorado corazón.
Te deseo... y con el galopar de mi pecho, casi sin aliento, levanto
mi persiana con los ojos cerrados, te abro mi ventana para dejar que
sin obstáculos me penetres muy dentro...
Y como llevo diciendo desde hace más de treinta años:
“tumbarme a esperar, abiertos mis brazos y mis piernas,
para recibir, completamente expectante...
sintiendo el roce de tus largos dedos en cada uno de los poros
de mi piel, dejando que por fín, me ames...
porque éste es nuestro tiempo y nuestro ahora,
mi amado SOL.
Has venido hasta mí, para llenarme de ti, para darme tu calor...
y para hacerme diariamente, durante unos meses, EL AMOR”
autor:mascab