Cuando no existen las palabras,
existen las manos y los besos,
en el silencio de nuestro amor.
Porque cada caricia es el reflejo
de nuestra alegría,
de permanecer juntos y
de sabernos mañana unidos.
Y aunque en los espacios silenciosos
presintamos la nada,
siempre tendrá el aire
esa dulce magia que nos susurra al oído
un simple "TE QUIERO".
Y aunque los años nos maltraten con sus surcos,
observaremos los hermosos recuerdos
inborrables de la memoria,
con una tierna nostalgia,
que nos abrirá sus puertas
para recibir nuestros futuros y cálidos encuentros.
Y así caminaremos por este luminoso sendero,
que un día creímos perdido...
pero que hoy es nuestro.
AUTOR:ARNOLDO GARCIA