Somos algo más que un amanecer a la orilla del mar,
cuando nuestros cuerpos se mecen al compás de las olas,
de ese mar que nos acaricia y nos besa cada mañana,
y nos incita a amarnos en su arena amarilla,
bañados en su seductora espuma,
blanca, suave, acariciadora.

Somos algo más que la llegada del sol,
cuando extiende sus rayos cálidos,
que nos abrazan, y nos dan su calor
en las mañanas frescas del invierno.

Somos algo más que una tarde lluviosa de estío,
paseando bajo la lluvia que moja nuestros cuerpos
y refresca nuestras almas, que vibran gozosas.

Somos algo más que ese arco iris,
que nos deslumbra con su variado y luminoso colorido,
que colorea nuestras almas  infundiéndole calma,
serenidad, paz, esperanza y amor.

Somos algo más que una canción de amor,
con la que bailar pueden dos enamorados,
entrelazando sus manos, sus cuerpos y sus almas.

Somos algo más que dos aves en vuelo,
surcando los mares, bajo un cielo colmado de estrellas,
volando siempre unidas entre nubes de algodón.

Somos algo más que dos estrellas,
de una constelación de amor, que brillan con luz propia,
envueltas entre translúcido tul.

Somos algo más que dos seres,
somos dos seres que se aman
desde lo más profundo de sus corazones.
Somos dos seres en uno, que amándose, mueren de amor.

Chelo Álvarez