UNA NOTA DE SABIDURÍA
Nadie supo lo que fue de Kakua después de que éste
abandonara la presencia del Emperador.
Sencillamente, desapareció.
He aquí la historia:
Kakua fue el primer japonés que estudió Zen en China.
No viajaba en absoluto. Lo único que hacía
era meditar asiduamente.
Cuando la gente le encontraba
y le pedía que predicara,
él decía unas cuantas palabras
y se marchaba a otro lugar
del bosque, donde resultara
más difícil encontrarle.
Cuando Kakua regresó al Japón,
el Emperador oyó hablar de él y
le hizo llegar su deseo de que
predicara Zen ante él y toda su corte.
Kakua acudió y se quedó en silencio
frente al Emperador.
Entonces sacó una flauta
de entre los pliegues de su
vestido y emitió con ella una breve nota.
Después hizo una profunda
inclinación ante el rey y desapareció.
Dice Confucio:
«No enseñar a un hombre
que está dispuesto a
aprender es desaprovechar
a un hombre.
Enseñar a quien no está dispuesto
a aprender es malgastar las palabras».