Parada frente a mi ventana contemplo los cerros, dejando por instantes, que el viento arrastre mis pensamientos.
Y entonces... puedo llegar a ti, que aunque solo a través de palabras... conozco tu cuerpo y como eres por dentro.
Alzando un poco más la mirada, me atrapa un sentimiento, ¡La envidia! que yo siento, por no ser esa nube, que puede llegar hasta donde no puedo y, ¡entonces! llega la nostalgia de tenerte frente a mi cuerpo, de respirarte y tocarte, aunque sea un momento.
Es entonces... cuando comprendo, que sólo eres un sueño, en medio del patio, frente a mi ventana, en mis sentimientos.
d/a
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