¡Estoy aquí sentada, justo frente al mar...! ése inmenso mar que me atrapa, que me hace reposar...
Viendo las olas que vienen, viendo las olas que van; se hace presente tu recuerdo, y me duele porque no estás...
El olor del mar me arrastra, y veo en la inmensidad, esa quietud apacible; la frialdad de esta soledad...
El mar sólo es el reflejo, del infinito azul del cielo... y mientras yo aquí te espero, sin poder decirte te quiero...
¡Cuánta belleza contemplo, y pienso en esta gran distancia...! un óceano nos separa, y eso aumenta mis ansias...
Ansias de tenerte cerca... de estrecharte entre mis brazos, pero el mar solo se acienta, sin poder unir los lazos...
Esos lazos que me amarran y siento como me ahogan, porque este sueño está lejos, y mi corazón te añora...
Los días pasan sin pasar; estoy aquí nuevamente, frente al mar embravecido; meditando acaloradamente...
¡Este mar es calma en mi tormento... es mi tranquilidad cuando en ti pienso; es mi confidente de tantos secretos; es la plenitud en lo que siento...!!!
Y regreso al mar día a día, porque es ahí donde encuentro una razón... para seguir adelante... para luchar contra todo; ¡para que no muera, lo que siente mi corazón...!