Hola…
Jesús aporta un nuevo horizonte a la vida, una dimensión más profunda, una verdad más esencial. Su vida es una llamada a vivir la existencia desde la raíz última, que es un Dios que sólo quiere para sus hijos e hijas una vida más digna y dichosa. El contacto con Él invita a desprenderse de posturas rutinarias y postizas; libera de engaños, miedos y egoísmos que paralizan nuestras vidas; introduce en nosotros algo tan decisivo como la alegría de vivir, la compasión por los últimos o el trabajo incansable por un mundo más justo.
Jesús no ofrece remedios para resolver un problema orgánico. Se acerca a los enfermos buscando curarlos desde su raíz. No busca solo una mejoría física. La curación del organismo queda englobada en una sanación más integral y profunda. Jesús los libera de lo que bloquea su vida y la deshumaniza: la locura, la culpabilidad o la desesperanza. Les ofrece gratuitamente el perdón, la paz y la bendición de Dios. Los enfermos encuentran en Él algo que no les ofrecen los curanderos populares: una relación nueva con Dios que los ayudará a vivir con más dignidad y confianza.
Jesús enseña a vivir con sencillez y dignidad, con sentido y esperanza. Jesús no cura sólo enfermedades. Sana la vida enferma