Hueles a amanecer, a noche oscura,
y en tu fronda se albergan humedades
en que resbalan huéspedes erguidos.
Eres toda vanguardia y apertura,
toda serenidad y tempestades,
y ambos, revolución de los sentidos.
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Brevería Nº 1758
Sobre la húmeda tierra Quiero una noche oscura ser testigo, desde la soledad de la arboleda, de esa espacial, radiante polvareda de estrellas que otro contempló contigo.
Y ese momento de sereno amigo invocará al amante a que proceda por el reverso audaz de tu moneda, que en cara y cruz me ofreces y consigo.
Sobre la húmeda tierra recostada, observaré la bóveda estrellada al fondo circular de tus retinas.
No cerrarás los ojos, que te miro. Y al besarte en los labios, tu suspiro pasará su temblor a las colinas.
Los Angeles, 25 de marzo de 2006
Soneto Nº 1442
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