Hola…
El domingo contemplábamos en el Evangelio el impactante episodio de la Transfiguración del Señor en el monte Tabor, que tanto impresionó a los discípulos que lo acompañaban que hasta propusieron quedarse allí en sendas carpas.
El Tabor es el punto de partida, no un lugar para quedarse. Hay que bajar a la realidad. El ascenso, el encuentro con Dios, nos ayuda a eliminar temores, nos da fuerzas y ánimos para seguir adelante y ser coherentes y consecuentes en la vida con nuestra fe.
Jesús nos invita a no instalarnos en nuestras tiendas de insolidaridad, egoísmo, comodidad, rutina... Nos anima a bajar de las nubes e implicarnos en la realidad
de la vida cotidiana, a seguir anunciando y viviendo la Buena Noticia con rostro alegre y “transfigurado”.
Hay que continuar el camino. Seguimos a Jesús. Él nos precede y acompaña