Hola…
La incertidumbre que genera la inseguridad, el desempleo y otras situaciones adversas, nos aconsejan ser previsores, ahorrar, administrar, cuidar nuestra persona y nuestros bienes con mayor dedicación.
Reacción sensata indudablemente. Sobre todo en una cultura que se caracteriza por la imprevisión y el despilfarro. No obstante, no conviene convertir esta situación adversa en un pretexto para desentendemos de los valores públicos y obsesionarnos por el bienestar personal. Mucho menos podemos justificar esta conducta insensible y egoísta desde la perspectiva de nuestra fe.
El relato de la expulsión de los mercaderes del templo de Jerusalén es inequívoco. Quien pretenda aprovechar las situaciones ventajosas en que vive -el poder o la riqueza acumuladas- para extraer ventaja de los más débiles, o quien quiera aprovecharse de la ignorancia -ya de las personas ingenuas, no contará con el silencio cómplice ni con la aprobación del Dios y Padre de Jesús.
"La verdad católica