A LAS TRES DE LA MAÑANA
¡Que pena tan grande siento en el alma!
No se lo que espero,no se a dónde voy,
Me aterra el futuro,siento desazón.
Pienso en una mujer...
¿Quién no pensaría en una rival?
¿Será más bonita?¿Cómo se querrán?
Sus ojos tan negros cómo la verán?
¡Que pena! ¡Que rabia!
Me siento impotente,
no puedo hacer nada.
Besará sus ojos,su boca,
su frente,
acariciará con gusto su rostro ardiente.
¿Podrá quererla más que a mi Señor?
Yo quiero que sea eterno su amor.
Cuando me despierto,
a veces llorando,
ya de madrugada,
yo desearía,
¡perdona Dios mío!
estar un momento
con él en su cama.
Alicia 1980
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