"Hablar no consiste sólo en articular sonidos.
Cada palabra
pronunciada posee unas vibraciones que le dan la posibilidad de
actuar como una fuerza constructiva o destructiva.
La mayoría de
la gente no es consciente de ello, y por esto se producen tantos
daños y ruinas cuya única causa han sido las palabras.
Cualquier palabra pronunciada provoca necesariamente ciertos
sentimientos; por esto, si pronunciáis palabras constructivas y
vivificantes, muy rápidamente despiertan los sentimientos
correspondientes.
En el momento en que un actor entra en escena,
evidentemente no siente los sentimientos de amor, o de cólera o
de desespero, etc., del personaje que debe encarnar.
Pero
comienza a hablar y, cada vez más, debido a las palabras que
pronuncia, no sólo comienza a sentir estos sentimientos, sino que
transmite una emoción a los espectadores, porque las palabras
desencadenan unas fuerzas y son estas fuerzas las que influyen en
el público.
Cuando reflexionamos sobre estos hechos, comprendemos
que debemos poner mucha atención en nuestras palabras para evitar
pronunciar aquellas que puedan producir desgracias y destrucción."
Tomado de la red