Tres hijos dejaron su hogar, se independizaron y prosperaron.
Cuando se
juntaron nuevamente, hablaron de los regalos que habían podido hacerle a su madre.
El primero dijo:
“Yo construí una casa enorme para nuestra madre.”
“Yo le mandé un Mercedes con un chofer.” Dijo el segundo.
El tercero dijo: “Les gané a los dos, ustedes saben cuánto disfruta mamá de leer la Biblia, y saben que no puede ver muy bien. Le mandé un gran loro marrón que puede recitar la Biblia en su totalidad. Les llevó 20 años a 12 franciscanos enseñársela. Contribuí con $1.000.000 durante 20 años, pero valió la pena. Mamá sólo tiene que nombrar el capítulo y el loro lo recita.”
Pronto, la Mamá envió sus cartas de agradecimiento.
Escribió a su primer hijo: “Isaac, ¡la casa que construiste es demasiado
grande! Yo vivo en un solo cuarto, pero ahora tengo que limpiar toda la
casa.”
Escribió a su segundo hijo: “Moisés, estoy demasiado vieja como para
viajar. Me quedo en casa todo el tiempo, así es que nunca uso el Mercedes.”
Escribió a su tercer hijo: “Mi queridísimo Abraham, fuiste el único hijo que
tuvo el sentido común de saber lo que le gusta a tu madre.
¡¡¡El pollo estaba delicioso!!!