El encuentro con Jesús resucitado es un regalo. Los discípulos no hacen nada para provocarlo. Los relatos insisten en que es Jesús el que toma la iniciativa. Es él quien se les impone lleno de vida,obligándoles a salir de su desconcierto e incredulidad. Se pone repetidamente en sus labios un saludo significativo: “La paz con vosotros”. El resucitado les regala la paz y la bendición de Dios. Jesús sigue siendo el mismo. Esa era la paz que infundía cuando caminaba por Galilea. Este es también ahora el gran regalo que Dios ofrece a todos sus hijos e hijas por medio de Cristo muerto y resucitado: el perdón, la paz y la resurrección.