Hola…
Dios: sé que una de las cosas más afectuosas que puedo hacer por otros es rezar por ellos. Por eso hoy y cada día te agradezco la compañía de mis seres amados, la bendición que ha sido y continúan siendo, el gozo y la felicidad que recibo de sólo pensar en ellos.
Dios: al crear a mis seres amados creaste personas de puro amor y alegría. Agradezco la bendición de haber podido conocerlos. Es un honor compartir con ellos mi vida.
Y te agradezco, Dios, el tierno cuidado que sólo Tú puedes dar a quienes me son tan preciosos. Por lejos que estén de mí, siento una gran paz por saber que Tú estás siempre con ellos, proveyendo a su seguridad y a su bienestar.
¡Gracias, gracias, Dios!