Alabado sea Jesucristo…
El Enviado por excelencia, nos envía a todos. El Espíritu llena por dentro y lanza hacia fuera. El soplo del Espíritu genera un nuevo modo de ser con una misión en la vida. Nos encarga llevar la libertad a las personas angustiadas, la alegría a las desencantadas, la Buena Noticia a todas. Para que seamos la forma externa de la presencia, acogida y compañía de Dios. Para que mostremos su Espíritu y a las personas se les despierte la paz, la luz, la confianza, la alegría... al sentir que nunca están solas ni abandonadas. Para lograrlo es necesario dejarnos conducir por Él, superar nuestros miedos, salir de la rutina y afrontar los retos de un mundo siempre en cambio, siempre nuevo. |