Alabado sea Jesucristo…
Vivir en alegría significa con todo: con la casa, la ropa, las relaciones, el trabajo, no sólo las diversiones.
La alegría de vivir es celebrar la vida. Si el día te sonríe, sonríele tu a él. Si el día no te sonríe contagia a muchos tu alegría y el día cambiará. Tanto la alegría como la tristeza son contagiosas, pero lo bueno es que tú puedes elegir cual de ellas contagiar.
La alegría es como un virus que no hace mal al alma, sino que más bien lo fortalece, pero debes dejarte contagiar.
Una sabia frase dice: “No dejes de sonreír nunca; ni tan siquiera cuando estés triste, porque nunca sabes quién se puede enamorar de tu sonrisa”.