Llegaste de la nada y te postraste en mi vida, desesperado por encontrar refugio amor y paz
te abrí las puertas de mi vida, como buen anfitrión te ofrecí lo mejor que tenia
te abrigué en mi lecho y te entregué mi alma. Te fuiste metiendo cada ves más dentro
que necesitaba respirar tu aire, te entregué las llaves de mis sentimientos y te di mi vida sin que la pidieras fuiste muy astuto pues la recibiste, tomaste mi cama y me poseíste
lo viste muy poco agarraste mi orgullo y lo pusiste al piso de entrada y salida me fuiste pisando
yo que te quería era feliz con eso, tan sólo con que pasarás por encima de mi me daba alegría, luego vino un hijo y lo desmereciste y pensé con mucho miedo que todo había perdido.
Tomé mi propia vida y volví a mirar al cielo te dejé refugiado, vestido y sin temores.
Tomé mi amor, mi orgullo, y mis sentimientos y lo guardé en la maleta luego emprendí un viaje en que no existías, llegó otra mano a mí y me abrigó en su casa, me dijo estoy contigo no quiero que te vayas abrió mis maletas cobijo mi vida me entregó su hogar y yo le di mi vida, el abrigo a tu hijo y lo vistió de limpio. Me dijo que me amaba y que me ofrecía su vida. Y hoy miro con alegría que no me eras indispensable. Pues sólo te has quedado muy triste y sin abrigo. Pues saliste de la casa dejando las llaves dentro, te quedaste en la calle. Sólo acompañado del viento, que te ha quitado todo y ya no encuentras abrigo, pues no pudiste ver que lo tuviste todo. No sé que te faltó pero te digo adiós ni modo, ya no me eres indispensable.
Desconozco autor