Hoy que has vuelto, los dos hemos callado, y sólo nuestros viejos pensamientos alumbraron la dulce oscuridad de estar juntos y no decirse nada.
Sólo las manos se estrecharon tanto como rompiendo el hierro de la ausencia. ¡Si una nube eclipsara nuestras vidas!
Deja en mi corazón las voces nuevas, el asalto clarísimo, presente, de tu persona sobre los paisajes que hay en mí para el aire de tu vida.
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