Oye, Amada, la noche. Qué serena la luna se levanta sobre la mar y sobre tu hermosura. La noche canta.
Oye, Amada, la fuente. En lo profundo de la calma sonora, con música más dulce que ese canto, la fuente llora.
Oye, amada, el silencio. Qué reposo de pasión, de congoja y de batalla. Reina la perfección sobre los lirios. La dicha calla.
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