Caminé por un sendero oscuro, ciego iba sin saber donde parar; una luz encontré, eras dos luceros salidos del mar. Tus ojos eran aquellos astros costeros que iluminaban mi corazón. El camino que los dioses marcaron, iban señalados por el compás de tu voz. Mis labios sobre los tuyos quedaron, como prendas que llevaría el viajero lejano. “Amor”, los ángeles cantaron. Fue más que un sentir, contigo sentí poder vivir.
Intenté seguir tus pasos, y justo cuando logré acompasar tus cantos, me veo obligado a partir. Quisiera que fueras tras de mí, pero es inútil… Ellos no te dejan venir hacia mí.
¡Partiré! Me iré lejos de aquí. Amor quería sentir, ahora marcharé sin tu respuesta oír. Sólo un momento más, contigo… Quisiera vivir.
Ahora no puedo dejar de admitir que los demás se equivocaron. Por ti siempre he de vivir… ¡Intenté y luché! Pero al final no pude quedarme un poco más; el camino debo seguir… Mis sueños, ¡no los puedo dejar partir! Debo dejarte aquí… Espero un día volver hacia ti.
Vale más el dicho: “El amor de lejos es para los ineptos”. Si valiera ese dicho, fácil fuera mi vida seguir. Pero sería engañarme, sólo para un día descubrir, que sin ti… ¡No podría existir! Si hacemos una promesa, dime… Nuestro amor, ¿aún podría existir?
¡Partiré! Me iré lejos de ti, tu mirada dejaré… Sólo viviré, con la esperanza de volverte a ver. Sólo por un momento más… ¡Amor, contigo quisiera vivir!