Las familias son grupos de personas unidas por lazos de parentesco. Existen muchos modos de relacionarse en ellas que les dan su propia característica; y cada una de las formas en que se desenvuelven constituye un modelo de comunicación familiar.

Hay familias nucleares constituidas por la pareja con sus hijos, que desarrollan sus vidas sin ningún o poco contacto con sus otros parientes, ya sea porque viven a mucha distancia, o porque por distintas razones no se tratan.

A veces hay personas que no tienen familiares porque han fallecido o porque simplemente se fueron perdiendo por haber emigrado a otros países después de la guerra.

En otros casos, la pérdida de los contactos familiares, pueden deberse a cuestiones de dinero, viejas deudas que no se olvidan, herencias perdidas, ofensas, rencores y resentimientos, casamientos considerados indebidos, por celos, envidia, por antiguos antagonismos, por diferencias económicas o por pensar diferente y tener ideas políticas o religiosas opuestas.

Sin embargo, también existen familias muy numerosas que mantienen la proximidad y el trato y que se comportan como un enjambre de abejas o como una bandada de pájaros y cuando se mueven van todos juntos a todos lados.

Cuando algún miembro de este tipo de familia contrae matrimonio, es usual que el candidato sea asimilado a ella, cuando pertenece a una clase de familia en la que cada uno conserva su individualidad y no se destaca por mantener lazos estrechos con otros miembros consanguineos. En cambio, si se trata de alguien que también proviene de una familia tipo clan, es probable que esa unión termine en una separación porque impide la continuidad y la permanencia de ambos grupos, los que si se mantiene el vínculo pueden sentirse amenazados con su desintegración.

Por lo general, un clan es una comunidad familiar unida por negocios, o porque pertenecen a una misma raza, nacionalidad o credo religioso, o a un nivel socioeconómico definido.

En estos casos se trata de personas que suelen realizar el mismo trabajo, compartir las ganancias y tener los mismos intereses; y que también eligen vivir en el mismo barrio o localidad donde generalmente funcionan sus negocios.

Estos clanes familiares solucionan todos sus problemas entre ellos y están poco dispuestos a compartirlos con otros. Provienen de familias antiguas que tienen una historia común y un pasado que los une; pero a pesar de los lazos de afectos que los contienen y que les proporcionan un sentimiento de pertenencia, nunca faltan las traiciones, las luchas intestinas, las disputas, que pueden llegar a generar en algunos de sus integrantes la necesidad de convertirse en la oveja negra y salir del redil para independizarse y seguir solo.

Las reuniones de un clan familiar suelen convertirse en la oportunidad para sacar a relucir viejos rencores o deudas pendientes, principalmente cuando se han tomado algunas copas, para terminar a veces en agotadoras peleas que nunca tienen consecuencias, porque la unión de la familia está ante todo.

Esta forma de relación era muy común en siglos anteriores, lo que cercenaba la libertad de muchos que no se atrevían a desafiar a una familia completa; porque la condena era el exilio, dejar de pertenecer, convertirse en un paria sin apoyo ni sustento.

Las cosas han cambiado, ahora las familias no son tan numerosas, los matrimonios tienen menos hijos, el grupo se reduce a pocas personas cuyo poder decisión se reduce solamente a lo que les pasa a ellos mismos y el otro integrante de la familia es otro que también puede decidir por su cuenta y cuya decisión, aunque no sea compartida, puede no ser cuestionada por ninguno.

No se puede decir qué es mejor, si el interés desmedido de los demás familiares en la vida de otro o la indiferencia de ahora, en que apenas vemos a otros familiares que no sean nuestros padres, nuestros hermanos o nuestros hijos.

Tal vez lo mejor sea llegar a una relación más genuina con las personas de nuestra familia cercanos y no tan cercanos, con las cuales sentimos afinidad en algún sentido y con quienes nos sentimos cómodos en forma genuina, y no frecuentarlos sólo por el hecho de llevar la misma sangre.



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