No me consientas.
Enséñame a compartir.
No temas ser firme conmigo.
Lo prefiero, me hace sentir seguro.
De ser posible,
no me corrijas frente a la gente.
Haré más caso si hablas
conmigo en privado.
No olvides cuál es la
diferencia entre errores y pecados.
No me protejas de las consecuencias.
Necesito aprender de la
forma más difícil.
No le prestes mucha atención
a mis pequeñas enfermedades.
Por medio de ellas a veces
consigo la atención que deseo.
No me regañes.
Instrúyeme y guíame.
No hagas promesas precipitadas.
Recuerda que me siento
muy defraudado cuando las
promesas no se cumplen.
No olvides que no puedo
expresarme tan bien como deseo.
Es por esta razón que a veces
no soy preciso.
No seas incongruente.
Eso me confunde por completo
y me hace perder la fe en ti.
La manera más segura de hacer
la cosa difícil para los hijos
es haciendo que sea
más fácil para ellos.