No te quieres enamorar?...
Cuando uno termina una relación sentimental, pueden quedar cosas buenas y pueden quedar cosas malas.
Cosas buenas que pueden quedar: buenos recuerdos, sentimientos descubiertos, metas alcanzadas, descendientes procreados, enseñanzas y experiencias que pueden evitar que cometamos de nuevo los mismos errores
Cosas malas que pueden quedar: traumas, miedos, bancarrotas, fracasos, pérdida de la inocencia.
Como lo veo, siempre el balance va a ser positivo, y generalmente siempre vamos a obtener más cosas buenas que cosas malas.
Una de las cosas malas que siempre quedan después de una relación sentimental, es ese miedo a ser dañado de nuevo, o ese miedo a sufrir. Miedo a abrir nuestro corazón de nuevo, para que de nuevo sea maltratado.
¿Y vale la pena? Pues yo digo que sí.
Hay un dicho: “para encontrar a un príncipe hay que besar unos cuantos sapos”. Claro, no es que vamos a besar a todos los sapos que se nos presenten, pero eventualmente encontraremos a la persona indicada.
Hay muchas personas que se encierran y se dicen “no me quiero enamorar otra vez”. “No quiero sufrir otra vez”. “No quiero amar otra vez”.
Pero quisiera que esas personas recuerden qué sentían cuando estaban enamorados.
Sentirse enamorados, enamorado de la vida, enamorado de un trabajo, enamorado de un hobby, enamorado de su pareja, es uno de los sentimientos más hermosos que existen.
¿Y por qué tenemos que negarnos a sentirlo?
Seamos como los niños cuando están aprendiendo a caminar. Tratan de dar un paso, y se caen. Se lastiman, lloran. Pero se vuelven a levantar y tratan de dar otro paso más. Se vuelven a caer, se lastiman y lloran. Y de nuevo se levantan, hasta que la constancia y la persistencia le ayudan a caminar.
No todos los hombres, ni todas las mujeres son iguales.
Ahora bien, seríamos masoquistas si buscáramos a alguien que encaje en el perfil de nuestra anterior pareja.
Pero a lo mejor nos sorprende la vida, y encontramos a alguien muy distinto...